Rabia

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Esta película colombo- española, producida por el mexicano Guillermo del Toro y dirigida por el ecuatoriano Sebastián Cordero, es para mi la cinta más importante que he visto en el año en cuanto a cine en español se refiere. No podría decir que es mejor que El secreto de sus ojos de ninguna forma, pero si es tal vez la más importante ya que nos demuestra como en el llamado mundo globalizado, fuerzas de diferentes países se unen para convertir una pequeña historia en una pieza de calidad extraordinaria. Algo curioso es que así como es una producción pequeña e independiente, solo se ha presentado en pequeños festivales, sin el glamour de los Oscar o Cannes, pero de forma segura ha logrado importantes galardones en Japón, Canadá y México entre otros.

Esta película personalmente es un compendio de recuerdos, recuerdos de buena cinematografía y en especial del cine de Roman Polansky. La cinta no es un homenaje, ni un reencauche, pero entre escena y escena podemos saborear la angustia envolvente de El bebé de Rosemary, el encierro demencial de El inquilino, la obsesión perversa de Luna de hiel, la profunda y paranóica oscuridad de La muerte y la doncella y hasta el desgaste físico de la cinta de Polansky que menos me gusta, El pianista.

Tras dos semanas de encuentros furtivos y casi sin conocerse, Rosa y José María, una pareja de inmigrantes latinos en España se entregan a la pasión. Rosa no sabe que su amante cuando no está con ella es un obsesivo que reacciona de forma violenta ante toda situación y es esta ira la que lo lleva a asesinar accidentalmente a su jefe. El decide esconderse de las autoridades en el desván de la mansión donde trabaja Rosa como empleada de servicio, desde allí, en la oscuridad, se convertirá en el observador de la vida de los dueños de casa y de su amada, quien ha quedado embarazada, pero que se encuentra indecisa debido al dolor que representa la ausencia de José María y los abusos por parte del hijo de sus patrones, aunque el resto de la familia la acoge y apoya.
Luego de un tiempo Jose María descubre la forma de continuar una relación a la distancia con Rosa y se vuelve pieza clave en los sucesos de la mansión, pero su encierro se convierte en una trampa de locura y sufrimiento de la cual no puede escapar.

La cinta protagonizada por Marina García y Gustavo Sánchez Parra, destaca por las buenas actuaciones pero sobre todo por su impresionante edición y fotografía, con tomas de gran factura, el uso de interminables Dollys (mmm recordé el Cuchillo en el agua) y muy buenas escenas oscuras. La violencia de la historia es demasiado sutil y se aleja de otras películas españolas cargadas de escenas extremas. Gustavo Sánchez Parra además no solo actuó bastante bien como para merecerse los premios que ha ganado sino que tuvo un gran desgaste físico y psicológico para encarnar de forma efectiva a este vigilante enamorado, ya que tuvo que bajar 13 kilos y luego del rodaje tuvo fuertes depresiones.

La película al igual que la francesa Partir, nos muestra esa Europa oculta, donde las razas se mezclan, donde todos buscan su propio futuro, donde los europeos no son millonarios, donde se vive en una economía en picada a base de inmigrantes. También nos muestra las dos caras de la moneda, tanto el aprecio y la solidaridad como la intolerancia y el abuso, pero lo mejor es que la cinta no cae en los clichés de siempre y muestra como en el interior españoles y latinos vivimos y sufrimos por igual.

Rabia es una tragedia que se convierte en silenciosa obsesión, una pequeña historia que se convierte en una gran película y una cinta española en la que podemos resumir toda la filmografía del maestro Polansky bajo la visión del buen director ecuatoriano Sebastián Cordero.

Nánjīng! Nánjīng! (Ciudad de Vida y Muerte)

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Esta cinta china ganadora del festival de San Sebastián en el 2009 llegó hace poco a nuestro país. Su historia cruda y desgarradora nos cuenta la tragedia de los habitantes de la ciudad de Nánjing durante 1937 (en ese entonces capital de China) luego de que fuera arrasada por el ejército nipón al iniciar la segunda guerra chino-japonesa, que más adelante se convertiría en la guerra del pacífico para finalmente fundirse con la segunda guerra mundial.
Este suceso histórico conocido como la masacre o la violación de Nánjing, debatido por algunos y condenado por otros, es el equivalente asiático de lo que fue el holocausto judío en Europa. Tanto por su historia como por su realización en blanco y negro esta cinta para muchos es la versión oriental de La Lista de Schindler.

La película se puede dividir en dos: La masacre, en la que se narra la toma de la ciudad por los japoneses y como sus gigantescas murallas finalmente solo sirvieron para convertir a la ciudad en una trampa inmensa, en la que luego de la rendición son masacrados 450.000 hombres entre soldados y civiles. La segunda parte es la violación: Esta se diferencia de la anterior en que se construye una trama con personajes bien contextualizados y no simplemente se muestran hechos. En esta segunda parte todo gira en torno a una llamada zona de seguridad, instaurada por el hombre de negocios y partidario nazi John Rabe, quien hace lo posible para garantizar la seguridad de los refugiados que en su mayoría son mujeres, hombre mayores, niños y hombres enfermos. La zona de seguridad es manejada por el asistente de Rabe, el señor Tang y su cuñada, una maestra de escuela, quienes luchan día a día aún a costa de su seguridad contra el deseo japonés de invadir la zona.
Poco a poco los esfuerzos de esta pareja y los extranjeros se ven aminorados y comienzan a haber abundantes casos de asesinatos y violaciones por parte de los soldados japoneses (se cree que diariamente se violaban 1000 mujeres de las cuales casi todas eran asesinadas). Luego de los reclamos por parte de Tang y Rabe, los japoneses piensan que la solución es que de la zona de seguridad se presten 100 mujeres voluntarias durante dos semanas, quienes serían utilizadas como mujeres de comfort y finalmente devueltas. Sin embargo es tanto el abuso que la mayoría de ellas mueren. Al finalizar este periodo y debido a sus constantes quejas contra los japoneses Rabe es solicitado por Hitler en Alemania, lo que genera el pánico y la angustia de que la poca tranquilidad existente va a desaparecer. El desenlace es inevitable y estará lleno de tragedia y dolor para todos sus protagonistas.
Aunque la cinta gira en torno al contexto histórico, su originalidad reside en que toda la historia es vista a través de los ojos de Kadokawa, un oficial japonés que vive todo el infierno de la guerra desde el punto de vista humano y que no comparte el objetivo ni los métodos de la misma y de un niño (soldado chino) que está presente en los momentos definitivos de la historia. Ambos personajes no solo enriquecen la trama sino que la bajan del plano documental al humano.
Una producción gigantesca, una hermosura visual única, con tomas inolvidables como el la del baile ritual japonés y con la exigencia del blanco y negro hacen de esta, una magnífica pieza de imagen y sonido.
Su cadencia es propia del cine asiático, con grandes espacios de reflexión que indudablemente aburren, pero al mismo tiempo con tomas llenas de emoción, una emoción diferente a la occidental que no cae en el el melodrama sino que va directo al estómago del espectador: dolor, sufrimiento y desesperación son la base de toda la historia.

Ciudad de vida y muerte nos afirma el sinsentido de la guerra, así como que la violencia solo genera más violencia, frases que ya conocemos pero que para quienes no hemos vivido una guerra de esta proporciones, directores como Lù Chuān o Spielberg nos recrean crudos pero claros ejemplos.