Jazz Fusión Colombiano

El Jazz es uno de los géneros musicales que más exalta el virtuosismo de sus intérpretes, el que está bien hecho es hermoso, pero es tan experimental que nunca me había llegado al corazón. Escribo este post por la sorpresa que me ha dado descubrir un movimiento naciente de nuevo Jazz en Bogotá, este se ha nutrido gracias a bares, festivales y eventos que nos han dejado disfrutar de estas bandas. El Jazz aunque siempre tan variante tuvo su primera vertiente o fusión moderna en Europa con el llamado Acid jazz por allá en los 90s, de este movimiento que continúa, tal vez su más popular representante (aunque el menos “representativo” musicalmente hablando) es Jamiroquai. En latinoamérica el Bossa Nova es sin duda una música con alta influencia del jazz, aunque no necesariamente derivado de este.

Mi primer contacto con el Jazz Fusión fue por allá en el 2001 cuando conocí a Victoria Hernández, ahora conocida como Victoria Sur, quien estaba conformando una agrupación llamada Conmoción Interior pero que finalmente se llamaría Mandrágora (no confundir con la agrupación de metal del mismo nombre), la hermosa voz de Victoria adornaba una mezcla de jazz, bambuco y rock de los 70. Ahora en su vida como solista Vicky dejó de lado un poco ese jazz y se fue más por el Chill, aunque con el mismo sabor a bambuco y letras bastante profundas.

Durante los 90 la fusión la deteminaban los grupos de rock que influenciados por el éxito de Carlos Vives empezaron a trabajar en este formato, esto decantó en el espantosísimo subgénero del tropipop, aunque también generó buenas agrupaciones como Superlitio o Bloque de búsqueda, pero fue la influencia del inglés Richard Blair quien dió un giro muy fuerte a la llamada fusión hacia la electrónica, así es como hoy podemos disfrutar de grupos como Chocquibtown, Sidestepper, La Mojarra Eléctrica, Pernett, entre muchos otros... pero el jazz seguía perdido. Y fue este 20 de julio durante el llamado concierto por la libertad de la ciudad de Bogotá que pudimos disfrutar masivamente de dos agrupaciones de jazz contemporáneo. Una de estas agrupaciones fue Primero mi Tía, un colectivo que mezcla el jazz, con música folclórica de las costas colombianas, pero del cual no voy a hablar mucho ya que su carácter experimental no es muy atractivo para mi gusto, pero que ustedes podrán juzgar entrando a su mySpace.

La gran sorpresa de esa tarde fue la agrupación Ensamble Sinsonte, formada por músicos de gran factura que mezclan las notas de jazz con la música del llano colombo-venezolano, en el concierto estuvieron acompañados por una pianista bastante virtuosa que se complementaba muy bien con el resto del grupo.
Es realmente una nota refrescante para una música que debido a su estructura rítmica resulta bastante repetitiva, también propone el no uso del arpa, sin sonar extraño o sin agredir al género.

Finalmente hablaré de una agrupación que tuve la oportunidad de ver el viernes pasado en el bar Matik Matik, y que me dejó más que sorprendido no solo por su propuesta musical, sino por el carácter, actitud y fuerza de sus interpretaciones, se trata de Negra de Tinta, quienes fusionan los instrumentos del jazz con los sonidos del pacífico, el caribe y en algunos casos el hip hop. A diferencia de Primero mi tia esta es una propuesta mucho más sólida, con un estilo definido y con un buen manejo de la tarima y el público. El ensamble sonoro del clarinete y el saxofón son la base de esta poderosa banda que divierte el espíritu y deleita el corazón.

Bueno esperemos que estos grupos surjan al mercado masivo, que lleguen no solo a bares o emisoras especializadas sino que se conviertan en un género común, por que esta buena música no solo no es fácil de hacer sino difícil de sostener.