Where the Wild Things Are



Tal vez esta historia no tiene mucha acogida en Latinoamérica porque el libro en el que se basa es 100% norteamericano y no es muy común su lectura entre niños de esta parte del continente, pero además está el tema central de la cinta que es la ira, lo que convierte a la película no en una pieza de entretenimiento infantil sino en una visión adulta de la niñez y un análisis psicológico de la psiquis del niño preadolescente. Lo anterior puede sonar muy aburrido y créanme este percepción se plasma en la cinta misma que tiene un ritmo muy lento, una cinematografía muy oscura y una temática entre absurda y profunda.

Max es un niño de 9 años solitario y muy aburrido, que reacciona con mucha violencia y descontrol ante diferentes situaciones. Luego de una discusión con su madre escapa de casa, encuentra un bote y emprende una travesía que lo conduce a una isla donde viven unas criaturas gigantes. Cada una de estas posee su propia personalidad y es notable el conflicto entre ellos. Max para no ser comido por las criaturas les dice que el es un rey que les traerá armonía y aunque en un principio las cosas funcionan, todo se saldrá de control y Max descubrirá poco a poco el porque de las cosas.

Una cinta muy interesante pero al mismo tiempo aburrida y poco creíble, con una producción bastante regular, sobre todo en lo que concierne a las criaturas, que son básicamente trajes grandes como los de cualquier promoción de producto, poca sensibilidad en sus facciones y unas bocas que hablan mucho pero nunca se mueven y los espectadores tenemos que adivinar quien está hablando.

Where the Wild Things Are es una historia con mucho potencial, que generó mucha expectativa en Estados Unidos pero que aunque interesante, cuando las luces se encienden solo queda un sinsabor evidente.

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