El hombre de arena



La primera película de un director siempre está llena de sorpresas, buenas o malas, pero en el caso de esta cinta del español José Manuel González, son excelentes. Este director debutante nos regala una historia sencilla, bien contada, enmarcada en una hermosa fotografía y puesta en escena, así como un trabajo de iluminación notable.

El argumento es la narración de una historia de amor en medio de la intolerancia y el dolor: Mateo, un inconforme que es condenado en los años 60 por la ley de vagos y maleantes que imperaba en España, a pasar una condena injusta en un hospital psiquiátrico, devuelve la vida y alegría a los habitantes de este lugar y vive una historia de amor que no puede ser con una de las internas. Y es esta unión el eje de una hermosa historia; la lejana ternura y extraña belleza de María Valverde, como Lola, una mujer con mucho dolor y el alma rota por los abusos de los que fue víctima, se complementa de forma fantástica con el afán de libertad y orgullo del soñador Mateo (Hugo Silva). Pero alrededor de ellos una serie de personajes bien definidos se ganarán el cariño y en otros casos el odio de los espectadores, cada uno de ellos con un rol definitivo en la historia y por que no, con su propio discurso, muy especial sobre todo el personaje llamado El francés, interpretado por Samuel Le Bihan, espectador, testigo, amigo, pero sobre todo sorpresa tras sorpresa en cada una de sus intervenciones.

Buenas actuaciones, mucho sentimiento, mucho humor, pero sobre todo un argumento sólido y una dirección limpia, es el regalo que este director nos trae y que esperamos siga por una buena senda cinematográfica y así como su personaje Mateo que no quiere ser un hombre de arena que se lo lleve el viento, sus cintas sigan siendo personales y fuertes como esta.

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