Halloween



Rob Zombie vive para el horror: como músico en White Zombie y en solitario, su estética nos transportó al miedo, ahora en su rol de director nos lo ratifica en producciones hilarantes, insanas y altamente gráficas.

Esta vez Rob quiere hacer un homenaje a John Carpenter, produciendo y dirigiendo una mezcla entre precuela y remake del film Halloween, en español el título se complementa con ...El Origen del mal y es un buena frase ya que el gran aporte de Zombie es contarnos el porque de las cosas, porque Michael Myers es un asesino sediento de sangre. Para esto la historia se presenta partida en dos, la primera parte (la precuela) nos muestra la infancia de Myers, y sus primeros crímenes, el horror de su familia y como estalla la furia en su interior. También narra el estudio psiquiátrico al que es sometido Myers por parte del doctor Sam Loomis, interpretado de manera eficaz por Malcolm McDowell.

Digamos que todo va bien hasta el momento en el que Michael se escapa de la clínica, desde este momento la cinta se convierte en un remake de la primera versión y simplemente nos presenta otra cinta de adolescentes asesinados mientras tienen relaciones sexuales. Además la gran falla de Zombie es que nos quita a los espectadores esa magia de la cinta original que fue la que la hizo una de las películas independientes más exitosas de todos los tiempos, esa magia fue producir miedo, crear un suspenso latente y un uso fascinante de la cámara a subjetiva desde la perspectiva de Myers. Rob Zombie lo que hace es cambiar esos elementos por violencia gráfica gratuita, creando un producto gore como muchos otros con mucha sangre y pedazos de carne saltando pero sin producir miedo.

Halloween desea generar impacto y no lo logra, es una buena idea llevada a medias, pero también es un reconocimiento a John Carpenter y a su gran trayectoria y aporte al cine de horror.

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