Eastern Promises


A David Cronenberg le fascina el sexo, las plagas infecciosas o deformaciones físicas y la violencia en exceso. Y aunque su trabajo en los últimos años ha dejado de lado un poco el tema sexual y el terror, cada vez explora más el tema de la violencia y nunca sus cintas han dejado el género del thriller psicológico.

El sigue desarrollando un cine personal y a sus 65 años, este canadiense es uno de los directores más provocadores, originales, polémicos y siempre exitoso. En sus comienzos a finales de los 60 y durante toda la década de los 70 su cine era calificado como basura, repetitivo, incoherente, sin tema y casi todas sus cintas fueron clasificadas como B-movies, pero la temática se repetiría una vez más en 1981 con Scanners y fue tal el éxito que se convirtió en una cinta de culto. Cronenberg es un director muy popular y aunque su nombre no es muy recordado basta con nombrar algunas piezas de su filmografía para recordarlo y darse cuenta de su estilo y grandeza: Scanners, Videodrome, The Dead Zone, La Mosca, Naked Lunch, M. Butterfly, Crash (Extraños Placeres), eXistenZ, Una Historia de Violencia y ahora nos trae Eastern Promises.

La cinta se centra en la comunidad rusa de Londes, específicamente en una familia de la mafia rusa, que se ve amenazada por Anna (Naomi Watts), una partera que solo cuenta con un diario escrito en ruso, para saber la historia de Tatiana, la adolescente que murió en su sala de hospital producto del maltrato y la explotación. El eje de la historia es Nikolai Luzhin (Viggo Mortensen), el conductor del hijo del capo mayor, quien quiere ganarse el favor de su jefe para poder pertenecer a la “familia”. El resto de la historia se desarrolla de una forma inesperada e inteligente y se posa sobre las excelentes actuaciones de un elenco de actores maduros y de gran trabajo como la hermosa Naomi, el tal vez actor francés de carácter más popular del momento Vincent Cassel y la indiscutible y fantástica interpretación de Mortensen, quien se transforma en el frío y obediente asesino y conductor. La cinta que contiene gran cantidad de escenas de violencia psicológica y gráfica, requirió de Viggo un entrenamiento físico evidente, aprender a hablar ruso, manejo del cuchillo y lucha cuerpo a cuerpo. En esta película hay dos elementos poco comunes: el primero es respecto a la cinematografía y es el uso del enfoque centrado en la fotografía, algo que puede ser molesto y que prácticamente en el cine moderno no existe (se dejó de utilizar masivamente en la década de los 50) y que solo vemos en una que otra cinta más como un toque experimental o psicológico que otra cosa. La segunda curiosidad es el uso del cuchillo, a pesar de ser una cinta sobre la mafia, nunca se usan armas de fuego, todos los asesinos tanto ucranianos como rusos solo utilizan un cuchillo curvo de uso industrial. Los tatuajes y el estudio de los mismos dentro de la cultura mafiosa rusa también son parte fundamental de la trama y la música que salpica ocasionalmente las oscuras escenas está bellamente construida.

El fin de la vida de Tatiana es el comienzo de la vida de una bebé con un pasado desconocido, pero el punto de partida de una historia de venganzas y traiciones, de sangre y oscuridad y en algunos casos de perdón y bondad.

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