Death Race


El 2008 fue el año de los remakes, fueron demasiados y la mayoría no salieron bien librados, pues bien, Death Race no fue la excepción, aunque para ser sincero el no haber visto la original de 1975 tal vez hizo que la disfrutara y apreciara un poco más de lo que otras personas lo hicieron según las críticas que he podido leer.
La cinta protagonizada por el nada simpático Jason Statham (El transportador) y dirigida por el especialista en cintas de acción y comics Paul Anderson, nos muestra a una Norteamérica sumergida en una caos producto de la crisis económica, el desempleo y el crimen, tanto así que el gran negocio de la nación en ese momento es la administración de cárceles. Pues bien, Jason Ames, un ex-piloto de carreras y actual obrero de construcción es víctima de un complot en el que es culpado por el asesinato de su esposa y encarcelado. A su llegada a la cárcel Ames es coaccionado por Hennessey, la administradora de la cárcel, para que reemplace a Frankenstein, el mítico piloto campeón de Death Race que acaba de morir. Death Race es una competencia de tres días a muerte entre pilotos prisioneros, quienes conducen autos modificados con armas y aditamentos especiales y al final solo debe quedar uno vivo, el show es visto por millones de personas en el mundo y es el gran negocio de la cárcel ya que se transmite por sistema PPV. El plan de Hennessey es eternizar la figura de Frankenstein debido a que es el piloto que más ingresos genera y el que mayor audiencia tiene.
El resto de la cinta es básicamente la carrera y la forma en que Ames planea la forma de conseguir su libertad y no caer en las trampas que Hennessey tiene preparadas para él.

Una película repleta de escenas de acción bien ejecutadas, mujeres voluptuosas y explosiones por doquier, pero con una trama tonta, repetitiva y sin sentido, muy parecida a The Running Man con Schwarzenegger y a muchas otras.

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